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5 casos de negocio de la banca con la validación documental como eje

Por: Alberto Iglesias Fraga, periodista especializado en economía digital.

Manejar decenas de miles de documentos a diario, como le sucede a la banca sin ir más lejos, no deja de ser un proceso sin valor añadido en sí mismo y que supone un auténtico coste en tiempo y recursos para las propias entidades.

Para los clientes, tener que presentar su documentación y esperar a que ésta sea comprobada por un agente humano supone asimismo una importante pérdida de horas que puede hacer, en muchos casos, que opten por cambiar de entidad o abandonar el proceso de contratación que habían iniciado.

De ahí que, en los últimos años, hayan surgido alternativas de validación documental por vía electrónica. Éstas permiten automatizar muchos de estos procesos, canalizando mejor la información y permitiendo dar respuesta a las necesidades de los consumidores prácticamente en tiempo real.

Pero, ¿exactamente cómo se trasladan estas ventajas tecnológicas a casos de negocio reales? ¿Cuáles son las aplicaciones más inmediatas de la validación documental en el contexto de la actual transformación digital del sector bancario? Cinco son las situaciones más claras donde podemos percibir el verdadero impacto de soluciones de esta índole, como Iddiligence de Addalia:

Alta de cuenta (Onboarding digital)

El primer e imprescindible trámite para operar con una entidad bancaria es abrirnos una cuenta en la misma. Este proceso requiere, por ley, que nos identifiquemos debidamente y demos muestras de que somos la misma persona cuyo nombre va a figurar como titular de la cuenta. Hasta ahora, eso se resolvía presencialmente entregando el DNI, pasaporte o documento de extranjería en la oficina bancaria, para su posterior examen por parte del responsable de la empresa.

Sin embargo, los consumidores cada vez demandan más agilidad en este sentido y, además, han proliferado los bancos que ofrecen la contratación de cuentas de forma online, sin necesidad de acudir a ningún lugar físico para realizar el trámite. En estos casos, la solución pasa por la validación documental de esa información por vía electrónica. Los sistemas como Iddiligence automatizan el reconocimiento de los datos que figuran en nuestros documentos de identificación y los validan con el resto de documentos que hayamos presentado o la información de que disponga la entidad. De este modo, se elimina mucho trabajo previo para el operario que dé el OK final y se puede proporcionar una respuesta más rápida para que el cliente pueda comenzar a utilizar los servicios de la entidad.

Servicios personalizados (KYC, Know your customer)

Validar documentación en un banco no sólo sirve para cumplir con los requerimientos normativos que establece el regulador, sino que también puede aportar importantes beneficios para la entidad financiera y para el propio consumidor. Así pues, el reconocimiento y validación de información adicional que pueda proporcionar el usuario (como nóminas, recibos, etc.) dotan de un conocimiento mayúsculo al banco sobre el cliente y sus hábitos de consumo.

Esta información, en muchas ocasiones no solicitada salvo que sea necesario por lo engorroso de procesarla, permite personalizar los servicios bancarios que se le ofrecen a cada consumidor, añadiendo nuevas propuestas comerciales a medida de cada individuo y maximizando así los beneficios que obtiene la compañía.


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Calificación crediticia y riesgos

Esa misma documentación (referida a nóminas, prestaciones por desempleo, pensión, facturas y recibos) también es extraordinariamente útil a la hora de conocer el perfil de riesgo de cada individuo. Así, en base a sus patrones de consumo, su nivel de ingresos y su balance de gastos, podemos establecer una panorámica completa de la capacidad financiera de la persona y ajustar, de este modo, potenciales ofertas de productos más o menos atractivos (y con su consiguiente nivel de riesgo menor o mayor), así como ajustar de forma más precisa los márgenes de crédito a los que puede acceder.

Préstamos e hipotecas

El caso de uso anterior llega a su máxima expresión cuando hablamos de préstamos al consumo o de hipotecas, cuando esa documentación forma parte del proceso de análisis previo para conceder el crédito.

Frente a la entrega física de cientos de documentos y su posterior reconocimiento y validación por parte de un operario del banco, los sistemas de validación documental electrónica permiten agilizar el proceso para que toda la información se envíe de forma telemática y el agente tan solo tenga que comprobar si los datos permiten otorgar la hipoteca y dar el visto bueno final.

Blanqueo de capitales y fraude (PBC/FT)

No podemos olvidarnos de algo que subyace a todos los casos anteriores: el cumplimiento normativo en materia de prevención del blanqueo de capitales. En ese sentido, los sistemas de validación documental como Iddiligence de Addalia responden a los requerimientos que se establecen para la identificación de clientes de manera no presencial planteados por el SEPBLAC (Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias).

Y al igual que luchamos contra el blanqueo de capitales, también lo hacemos contra el fraude en los contratos. Al asegurarnos de la identidad y la capacidad financiera de los usuarios, el sistema nos otorga un nivel de confianza mayor que la simple comprobación manual de los documentos, evitando así que nos den gato por liebre y reduciendo el nivel de riesgo de las entidades bancarias.

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